lunes, 26 de abril de 2010

Y te soñé y te pensé en bibliotecas, en hoteles desvarié. No conocí otra mujer con esa diáfana mirada y esa piel y me escribiste las postales argentinas y aunque nunca fuiste mía, estuve cerca aquella vez y hoy que los huesos crujen por las humedades tu sonrisa inolvidable me hizo tanto, tanto bien.

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